VIRGINIA G. KARANAUSKAS Soy Virginia, tengo 26 años y soy ciudadana colombo-europea. Gracias al colegio en donde estudié, tuve la oportunidad de aprender varios idiomas, y como consecuencia de ello, me apasioné por la redacción. Los diferentes idiomas, me dieron la estructura mental para lograr aterrizar pensamientos y volverlos palabras escritas. Tengo habilidades comunicativas y persuasivas muy interesantes, que me han llevado al sector de las ventas en varias oportunidades de mi vida. Tengo experiencia en redacción de artículos tanto de índole científico, como algunos más ligeros, para blogs y páginas web, también he ayudado a muchos clientes con la redacción de sus perfiles profesionales y resumées. He sido correctora de estilo de dos libros de la autora y experta en comunicación asertiva Rita Karanauskas, quien es mi madre y de quien he adquirido infinidad de conocimientos. Su primer libro Cazamentiras y el segundo No Te Atrevas A Mentirme, llegaron a su sexta edición. En cuanto a la elaboración de contenido, posts o artículos soy muy dinámica a la hora de escoger el estilo apropiado para cada texto. Logro un engagement del lector muy profundo, a través de textos originales, de calidad pero sobretodo que despierten la curiosidad del lector. Siempre busco el enfoque adecuado dependiendo de la audiencia que me va a leer: es diferente escribir para una revista de empresarios que redactar un post para amas de casa que buscan ingresos adicionales. Creo que la clave al redactar un texto es evocar sentimientos, expresarse de forma precisa para no dejar margen de confusiones de lo que realmente quiero decir: el típico “Leí, pero no entendí qué quería decir”. Me he dado cuenta que llevar al lector a un cuestionamiento, permite que él abra las puertas y quiera seguir leyendo. Cuando me contratan para crear contenido para un blog, por ejemplo de un producto que está a la venta, saco mis cualidades comerciales para cautivar a quienes me leen, de tal forma, que quieran salir corriendo a comprar el producto o deseen saber más. Finalmente, me considero una vendedora nata. Tengo un ojo riguroso y sistemático que no deja que se me pasen la mayoría de errores, además de mucha paciencia, pues soy consciente que un texto debe ser leído y releído cuantas veces sea necesario, para que salga absolutamente perfecto.